jueves, noviembre 13, 2025

¿Dónde hay $$$? – El dinero

¿Dónde hay $$$? – El dinero

El móvil del sistema capitalista es el lucro, es decir, las relaciones entre personas, queestán mediadas por el dinero.

El dinero sirve, en principio, para lo que se produce llegue a quién lo necesite. Evita el intercambio directo: ¿qué trato podría hacer yo con un agricultor, para obtener la galletita que deseo comer y el agricultor el gasoil que requiere su maquinaria? ¿Cuántos intercambios intermedios para conectar esos dos extremos?

Por Prof. César Baudino

Pero admitido el uso del dinero, este sirve para muchas cosas más. Si lo guardo, y los precios no suben, puede elegir el momento futuro más conveniente para gastarlo, sin que el dinero pierda su valor. ¿Y para que guardar dinero?

Una persona previsora sabe que la enfermedad -propia o de un familiar a cargo- no avisa cuando llega, cuánto dura ni cuánto cuesta. Los gastos inciertos, eventuales pero posibles, son poderosa razón para guardar efectivo en casa, ponerlo a interés, comprar bonos o dólares, hacer como no existiese y arreglarse con menos; evitar, por todos los medios, que se vaya como gasto en el torrente de transacciones.

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En la ciencia económica, constituyen el motivo precaución para demandar dinero. Cuando más incertidumbre de cara al futuro, más dinero se procura atesorar. Y ocurre que en la Argentina, hoy necesitada del gasto global –para activar mecanismos de reactivación económica- no sólo es mayor la inseguridad y la incerteza en general, sino claramente mayor para sectores populares y medios que, quiérase o no, son los que más gastan: forman la amplísima mayoría de la sociedad, y su propensión a gastar es la más alta de la sociedad -como las pymes, que mal que les pese a algunos, son las que dan más puestos de trabajo.

En el estado interventor, regulador denominado benefactor no era necesario tener dinero disponible para comprar medicamentos, o para una internación o para enviar un telegrama obrero por el correo público.

Hoy, para el trabajador dependiente el estado diagrama y anuncia una “reforma laboral, impositiva y jubilatoria”, por lo que no sabrá si al día siguiente conserva su puesto de trabajo, se lo sepulta dentro de una avalancha impositiva y pagos de servicios vitales imposibles o le ajustan más los ingresos o le quitan derechos adquiridos previsionales o si se accidenta trabajando se las tendrá que arreglárselas sólo. Es decir, un formidable aumento de la inseguridad y con el desempleo como “espada de Damocles”.

Y acá vale el dicho: el dinero no hace a la felicidad, pero calma los nervios. ¿De dónde puede sacar dinero para atesorar quien necesita todo lo que gana para atender sus necesidades básicas fundamentales? Sólo comprimiendo aún más su consumo, acaso comiendo menos, o demorando renovar su ropa, o engordando sin fin la tarjeta de crédito y renunciando a toda mejora patrimonial, como lo más básico de tener una vivienda propia.

Tres efectos cabe esperar: nuevo deterioro de la calidad de vida, más caída las ventas, y más pobreza estructural.

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