Sobrero, referente de Izquierda Socialista participó del Ciclo de Entrevistas organizado por la Universidad Del Sur de Buenos Aires (USBA). Críticas a la dirigencia gremial. Defensa de la boleta única. Y por qué la izquierda debe diferenciarse del kirchnerismo.
Qué opina de la reforma laboral que impulsa el gobierno de Javier Milei?
—La reforma laboral ya está hecha: bajaron los salarios escandalosamente. Mejor reforma laboral que esa, imposible. Este gobierno y los empresarios tienen voracidad y desprecio de clase. Es una corriente mundial de mesiánicos delirantes, cuando eso se acabe, vendrá el tiempo de reconstrucción: No se puede pegarle a jubilados. Hay que ayudar a quienes tienen hijos con discapacidad. La obra pública es buena; hay que echar al corrupto, no eliminar la obra. La economía debe ser real, no financiera. No pueden endeudarte por cien años como hizo el ministro Luis Caputo con Mauricio Macri, y ahora con Milei. Triunfó el individualismo. Yo pensé que el proceso político estaba más avanzado, pero aún hay gente que le cree a un psiquiátrico como Milei.
—Durante los noventa, también se impulsó una reforma laboral. ¿Qué opina al respecto?
—La reforma laboral de Milei va a ser peor que la de Menem porque no moderniza el empleo, sino por el contrario, desprotege el trabajo, trasladando todos los riesgos al trabajador. No es una reforma laboral acompñada por políticas productivas y de formalización. Y el resultado más probable es que seguramente vamos a tener mayor precarización y un impacto importante de conflictividad social.
—¿Cómo evalúas el rol de la dirigencia sindical durante el gobierno de La Libertad Avanza?
—Estos dos años de la dirigencia general fueron la peor lacra del movimiento obrero. No solo por una cuestión económica, sino política. No pueden abrir la boca. ¿Cómo planteas que tenemos que salir a pelear por un programa político y económico, como hicieron en 1985 con los 26 puntos de la CGT? Podías estar de acuerdo o no, pero había un norte. Igual que en Huerta Grande o La Falda: la CGT salía a pelear por algo. Hoy sólo llaman a marchar cuando les tocan un poco el bolsillo para negociar y después se meten adentro de la cama. No pueden sostener ningún reclamo. Es político: no pueden sacar los pies del plato. La sociedad entre dirigentes gremiales, empresarios y gobierno es un triángulo de hierro.
—¿Apoya una reforma sindical para democratizar la representación de los distintos gremios?
—El sistema capitalista necesita a estos dirigentes gremiales porque son la valla de contención. Cuando los trabajadores pasan esa valla, aparecen los Cordobazos y las revoluciones que se llevan todo puesto. El único cambio llega cuando los trabajadores se auto organizan y sacan a la lacra: multimillonarios, viejos, que creen que los sindicatos son empresas personales. Andrés Rodríguez, de UPCN, lo dijo claro: “La CGT está para garantizar la gobernabilidad de todos los gobiernos”. Yo pensé que estaba para representar a los trabajadores. Por eso ves gremios firmando 1% de paritarias con inflación de 4 o 5% mensual.
—¿Qué piensa de los trabajadores que han votado por Milei?
—Yo no encontré ninguno. Obviamente hay trabajadores, porque si no, no llegaba a ese porcentaje. Dentro del movimiento obrero hay un voto con vergüenza, parecido al de Carlos Menem en la segunda reelección. Lo que pesa más acá es la ruptura con el peronismo. Muchas veces lo dieron por muerto y no era así, pero hoy está en un piso bajísimo, sin capacidad de renovación dirigencial. La campaña del peronismo fue “Saquemos a Milei”. ¿Escuchaste algún dirigente del PJ decir qué va a hacer con la deuda? No. Te dicen “vamos a pagar”, aunque sea ilegal e ilegítima. Hoy manda Donald Trump, principalmente. Eso solo lo puede enfrentar una fuerza de izquierda. Se fueron con 41% de pobreza con Alberto. Hoy subió. Mitad de los trabajadores en negro o precarizados. Obvio que eso se paga. La bronca sigue, y hace que haya gente que elija a un tipo que, si lo ve un marciano, no entendería nada. Hay que ver si frenan la denuncia del narco vinculada a la empresa de Eugenia Vidal, que roza a Patricia Bullrich, Villaverde y varios más. Tener poder permite tapar cosas, pero la realidad está: eso va a explotar tarde o temprano.
—¿Qué opina del 5% que sacó la Izquierda?
—Fue una buena elección. En Capital estuvimos muy bien. En provincia, en varios municipios también. Pero para lo que yo quiero, es poco. Muchos nos mezclan con el kirchnerismo y pagamos eso. Aunque superamos la elección anterior, estamos para mucho más. Seguiremos trabajando para que nos elijan más. Tenemos un gran problema: compartimos electorado con el peronismo. Por eso ponen a Juan Grabois: para captar voto de izquierda-peronista. Creo que Myriam Bregman es muy buena candidata. Nosotros tenemos buenos candidatos. Puede ser que no gusten sus modos, pero tiene que ver con un programa político. Pero tenemos una cantidad importante de dirigentes, y ninguno denunciado por corrupción. Ni uno. Ni siquiera Eduardo Belloboni, del Partido Obrero, que lo acusaron de comedores inventados. Todo quedó en mentira. Los únicos limpios somos nosotros. Les guste o no.
—¿Qué opina de la imagen de Cristina Fernández bailando en el balcón en estas últimas elecciones?
—Es la mejor propagandista que tiene Javier Milei. El kirchnerismo es el mayor caudal de votos del peronismo, pero es uno de los sectores más repudiados. Cada vez que aparece, le resta votos al peronismo. Cristina me metió preso; así que buen concepto no tengo. Creo que esta elección marca un punto final para ese movimiento. Hay compañeros kirchneristas que se están acercando a la izquierda. Tenemos buen futuro. Viene tiempo de lucha. Nosotros sí vamos a salir a la calle. Algunos dirigentes gremiales no van a poder.
—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas de la USBA y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.
—Siempre participo de estas entrevistas y siempre les digo que cuando me jubile, voy a estudiar Periodismo. Yo dije que iba a ir a estudiar con ustedes, así que cuando termine acá, ahí estaré. Sobre el país, tengo que decir que se vienen tiempos difíciles. Ahora es cuando se ven los verdaderos. Es como River Plate: cuando estamos mal, hay que bancar. En el país es igual: hay que bancar los trapos ahora. No desconozco al gobierno: es legal, lo votó la gente. Pero todo tiene un límite. Gracias a ustedes y abrazo grande a todos.
Por Fabián Gómez y Gisele Juárez Posgrado en Periodismo de Investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires Para Perfil






